| Historia

La guerra de Sucesión española entre 1706 y 1708

En 1706 la guerra de Sucesión española encaraba su quinto año. Las fuerzas seguían muy equilibradas, aunque Francia no salía muy bien parada en las batallas centroeuropeas, su potencia militar, atesorada durante todo el reinado de Luis XIV, lo hacía un enemigo fuerte e imbatible. No obstante, el desgaste del aliado del rey Felipe V, a quien sí le favorecía el teatro de operaciones peninsular, era cada vez mayor… 

El 4 de octubre, el rey Felipe V volvió a entrar en Madrid ante el clamor popular, aunque ya a principios de agosto el archiduque Carlos había la abandonado, quedando a merced de los borbónicos, quienes devolvieron la represión a los austracistas madrileños. Fruto de aquella retirada imperial, el ejército anglo-portugués al mando de Henri de Massue, conde de Galway (abajo, a la izquierda), y Antonio Luis de Sousa, marqués de Minas (abajo, en el centro), y se dirigieron hacia territorio valenciano, que juzgaron más amigable para hibernar. Un poco más al sur, el duque de Berwick (abajo, a la derecha), junto con el obispo Luis de Belluga y los “cuerpos francos”; milicias que habían actuado como guerrillas, habían entrado en Orihuela (8 de octubre), Elche (24 de octubre) y, finalmente,

en Cartagena (17 de noviembre), reuniendo 12.000 prisioneros. Pero no todo eran buenas noticias para los felipistas: el 27 de septiembre, el Gran i General Consell del Reino de Mallorca se rendía a las tropas anglo-holandesas que habían desembarcado en el puerto de Palma y el 4 de octubre proclamaba al archiduque como su rey tras su toma. Afianzado en los territorios de la Corona de Aragón, el 10 de octubre el archiduque Carlos pasó a jurar en Valencia sus Fueros, quedando proclamado como monarca del Reino de Valencia.

La favorable posición borbónica que había provocado el cierre del Reino de Murcia a los austracistas y el avance por Alicante contrastó con las derrotas en el centro de Europa a lo largo del año de 1706: en la importantísima Batalla de Ramillies (cuyo cuadro de Jan van Huchtenburgh encabeza esta entrada) fueron hechos prisioneros 15.000 soldados franceses, lo que favoreció el avance del duque de Marlborough sobre el Flandes español, incluyendo Bruselas, Brujas, Lovaina, Ostende, Gante y Malinas. Inmediatamente estas ciudades y territorios reconocieron la soberanía del archiduque, lo que le dio ventaja a la hora de adquirir esos territorios en el Tratado de Utrecht. Además, tal vuelco conllevó el levantamiento del asedio de Turín, lo cual permitió al duque de Saboya recuperar la iniciativa, y tomar Milán el 26 de septiembre. Con su captura, el dominio borbónico terminó por quebrantarse con la conquista del Reino de Nápoles por el príncipe Eugenio de Saboya (a la derecha, en un retrato de Jacob van Schuppen, 1718) para el austriaco.

Con el interés de afianzar los reinos de levantinos, y tratar de volver a asaltar el Reino de Murcia, el 25 de abril de 1707 un ejército aliado anglo-luso-holandés presentó batalla a las tropas borbónicas en la llanura de Almansa sin conocimiento de los importantes refuerzos que estos últimos habían recibido. La citada batalla de Almansa, muy cruenta, se decidió a favor del rey Felipe. Como consecuencia de tal victoria, el ejército aliado se retiró, y las fuerzas borbónicas avanzaron tomando Valencia y recuperando durante el mes de mayo Alcoy, Denia y Zaragoza. El 20 de junio fue capturada Játiva, que fue incendiada. Lérida fue tomada por asalto el 14 de octubre.

Las consecuencias políticas de la batalla de Almansa fueron importantes. Se abolieron los Fueros de Valencia y los Fueros de Aragón mediante los Decretos de Nueva Planta. A pesar del envío de un ejército por el hermano del archiduque Carlos, posteriormente cayeron también Tortosa, en julio de 1708 y Alicante, en abril de 1709.

 

¿Qué fueron los Decretos de Nueva Planta?

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