Mientras se negociaba en Utrecht, Felipe V reforzaba su posición en la Península, eliminando todos los obstáculos que quedaban para consolidar su monarquía. Dado que con las victorias de la Alcarria y la entrada en Zaragoza había estrechado a los austracistas en el Principado de Cataluña, durante los años 1712 y 1713 sólo tuvo que ir apretando ese cerco -no sin dificultades- hasta reducirlo a la costa. Y con la desafección del emperador Carlos, era cuestión de tiempo que el sometimiento de los rebeldes.
En el año 1712 durante las negociaciones de paz en Utrecht, Gran Bretaña planteó a Felipe V el Caso de los catalanes, y le pidió que conservase los fueros, a lo cual éste se negó, aunque prometió una amnistía general. Los ingleses no insistieron, puesto que tenían prisa porque se firmase el Tratado, y disfrutar de las enormes ventajas que les proporcionaba. Al conocer este acuerdo, y presionada por Gran Bretaña, Austria accedió secretamente a un armisticio en Italia y confirmó el convenio sobre la evacuación de sus tropas de Cataluña. Finalmente la emperatriz también se embarcó en marzo de 1713, oficialmente para asegurar la sucesión del trono austríaco, quedando como virrey el príncipe Starhemberg, en realidad con la única misión de negociar una capitulación en las mejores condiciones posibles, aunque a sabiendas que Felipe V no aceptaba el mantenimiento de los fueros catalanes entre otras peticiones austracistas. Por otra parte, el Tratado de Utrecht únicamente había incluido una cláusula por la que Felipe concedía una amnistía general a los rebeldes, y les aseguraba los mismos privilegios que a sus súbditos. Entonces, en aquella época, el gobierno catalán se componía entonces de tres instituciones, los Tres Comunes de Cataluña: el Consejo de Ciento que se encargaba de la ciudad de Barcelona, la Diputación General o Generalitat, de atribuciones sobre todo tributarias sobre el conjunto del territorio, y el Brazo militar de Cataluña.
El 22 de junio de 1713 el príncipe Starhemberg comunicó a los autracistas que había llegado a un acuerdo con el general borbónico en el llamado Convenio de Hospitalet para la evacuación de las tropas. Como garantía les había entregado Tarragona. Tras ello, se embarcó secretamente junto con sus soldados, abandonando Cataluña. En Barcelona se formó la Junta General de Brazos de Cataluña, la cual decidió una defensa numantina. Mientras tanto, el comandante borbónico, el duque de Popoli, sometió las ciudades circundantes y terminó pidiendo la rendición de la propia Barcelona, a lo que esta se negó. Entonces Popoli inició un bloqueo marítimo. En los siguientes meses se produjeron levantamientos en el campo, que fueron rápidamente sofocados. En marzo de 1714 se firmó el Tratado de Rastatt, confirmado en septiembre por el Tratado de Baden, lo que suponía el abandono definitivo de Carlos VI. El emperador envió una carta a la Diputación General de Cataluña en la que les explicaba que había firmado el Tratado de Rastatt obligado por las circunstancias, y que todavía mantenía el título de rey de España.
El mando borbónico exigió la rendición de los rebeldes acantonados en Barcelona, que fue rechazada por el general Antonio de Villarroel y por el conseller en cap, Rafael Casanova. La ciudad estaba siendo asediada por un ejército de 40.000 hombres y 140 cañones, y se respondió iniciando el bombardeo. El asedio continuó durante dos meses hasta que el 11 de septiembre de 1714 el duque de Berwick ordenó el asalto final, si bien la defensa de los austracistas fue “obstinada y feroz”, tal como recordó el marqués de San Felipe. En la lucha cayeron heridos gravemente tanto Villarroel como Casanova, quienes sobrevivieron para rehacer su vida tras el perdón real.
En los momentos finales de la batalla, los Tres Comunes de Cataluña ordenaron publicar un bando llamando a la población barcelonesa a “derramar gloriosamente su sangre y vida por su rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España”. Finalmente el 12 de septiembre se firmó la capitulación de Barcelona, y el 13 de septiembre las tropas borbónicas ocuparon la ciudad. Inmediatamente se puso en vigor el Decreto de Nueva Planta de Cataluña.
| ¿Qué significó el Decreto de Nueva Planta de Cataluña? |
Entre abril y julio del año siguiente los ejércitos borbónico tomaron las Islas Baleares, dando fin a la guerra en el territorio español.

