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Los enemigos frente a frente: empieza la guerra de Sucesión española

John Churchill, 1st Duke of Marlborough. Michael Dahl, 1702
La guerra de Sucesión española se cuajó de grandes figuras militares que han perdurado en la imaginario popular de las formas más diversas. Un caso muy significativo es el de John Churchill, primer duque de Marlborough y ancestro del también célebre primer ministro británico del siglo XX, Winston Churchill. Aquí se le puede apreciar en un cuadro de Michael Dahl (1702). Él es el protagonista de la famosa canción “Mambrú se fue a la guerra”, cuyas versiones, según el idioma, han recorrido el mundo entero.

Las dos alianzas que se enfrentaron tuvieron cada una fortalezas y debilidades que las situaron casi en un plano de igualdad. La Liga de la Haya tuvo como principal baza la potencia naval de Inglaterra y las Provincias Unidas, que ya destacaban como potencias marítimas, así como al Imperio como fuerza continental. Además, contaba con experimentados generales como John Churchill, duque de Malborough y el príncipe Eugenio de Saboya. Su candidato era el archiduque Carlos. Frente a esta alianza se alzaba la constituida entre Francia y el rey Felipe V de España, que tenía como principal baza al entonces poderoso ejército francés, y la unidad de mando en la cabeza de Luis XIV. Empezaba la guerra de Sucesión española, que aquí vamos a resumir, pero que se puede ampliar en el siguiente enlace:

 

La Guerra de Sucesión Española

Como la corona de España poseía el Ducado de Milán y junto con Francia estaba aliado con varios príncipes italianos, como Víctor Amadeo II de SaboyaCarlos, duque de Mantua, las tropas francesas trataron de hacerse fuertes en el norte de Italia. Ante esa situación, el príncipe Eugenio de Saboya, que comandaba las tropas del emperador austriaco, atacó a los franceses en las batallas de Carpi, cuyo cuadro de Jan van Huchtenburg reproducimos aquí arriba, y Chiari, en julio de 1701 sin previa declaración de guerra con la vana intención de tomar Milán. A comienzos de 1702 el primer ataque lo lanzaron las tropas austriacas contra la ciudad de Cremona, que fueron rechazas con grandes esfuerzos.

Más al Norte, las fuerzas del emperador Leopoldo I atacaron primero Colonia y Brunswick, pues se habían puesto del lado de Luis XIV de Francia, ocupando dichos principados. También deseaba impedir que se unieran las fuerzas francesas con las del elector de Baviera, para lo cual reclutó un ejército que se acantonó en el Rhin superior, cerca de la Selva Negra, frente a las fuerzas francesas mandadas por el mariscal Villars. El 14 de octubre de 1702 se enfrentaron ambos ejércitos en la batalla de Friedlingen, de la que ninguno salió vencedor, pero tuvo como consecuencia que los franceses retrocedieran detrás del Rin y no pudieran unirse con los bávaros, si bien los franceses conservaron el territorio de Lorena y la ciudad de Tréveris.

Estimulado por su abuelo, en 1702 Felipe V desembarcó cerca de Nápoles pacificando el Reino de las Dos Sicilias en un mes, tras lo cual se dirigió a Milán, siendo recibido con entusiasmo, e incorporándose al ejército del duque de Vendôme, cuyo retrato Henri Scheffer (1835) está a la derecha, cerca del río Po. Junto a éste emprendió una breve campaña, tras la que reembarcó y regresó a España, pasando por Cataluña y Aragón, haciendo una entrada triunfal en Madrid el 13 de enero de 1703. A su regreso le esperaban las malas noticias de que la Dieta imperial le había declarado la guerra a él y a su abuelo como usurpadores del trono español; en realidad una mera formalidad que, no obstante, podría reunir a otros príncipes alemanes contra la alianza borbónica. 

Ese mismo año de 1703, en el frente del Rhin, el ejército francés tuvo que retirarse ante la superioridad del duque de Marlborough, aunque los bávaros contrarrestaron esa ventaja con estratégicas victorias. Así, pues, las fuerzas parecían muy igualadas.

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