Hemos concebido la conmemoración de la Batalla del Huerto de las Bombas como una actividad de reconstrucción histórica con vocación divulgativa, de forma que el público pueda comprender los factores que condujeron no sólo a la Guerra de Sucesión sino a la propia batalla. Para ello pretendemos que la experiencia sea lo más inmersiva posible de la mano de todos aquellos elementos que permitan apreciar su época.


Vistiendo una época

Para sumergirnos en un acontecimiento como fue la Batalla del Huerto de las Bombas y la Guerra de Sucesión es necesario contar con todos los recursos posibles que permitan a los participantes y al espectador vivir con toda su intensidad el hecho histórico. Como si de un teatro fuera, los recreacionistas, los actores, los figurantes y los colaboradores deben vestir de una forma fiel la moda de 1706 ya sea como miembros de la milicia, de la regiduría de la ciudad, del clero o del pueblo llano, fundamentalmente huertanos y artesanos; habitantes estos últimos de la ciudad.

Vestir una época es una de las metas culturales que nos propusimos como asociación. Para ello hemos contado con buenos colaboradores y miembros de la asociación que han prestado su buen hacer, siendo fundamental crear un grupo de aficionados que, acordes con el rigor que exhiben los recreacionistas invitados, quieran figurar como huertanos y milicianos, quienes también tomaron parte activa en la batalla.

El último grupo es importante porque nos ayuda a recrear lo más fielmente posible la indumentaria de la huerta de Murcia en los inicios del siglo XVIII, en momentos anteriores a cuando eclosionó el modelo de vestimenta tradicional de esta parte de nuestra región.


Comiendo como entonces

La transición entre los siglos XVII y XVIII se caracterizó por una gastronomía propia de la época que,  aunque sirvió de punto de partida, salvo casos específicos, se diferencia sustancialmente de la actual. Una de las actividades divulgativas que nos propusimos fue la de dar a conocer esa gastronomía y sus características y peculiaridades. Existen numerosas referencias a la alimentación y su presentación entre los siglos XVII y XVIII. Por ejemplo, el célebre Arte de cozina (1611) de Francisco Martínez Motiño, jefe de las cocinas reales de Felipe III o el Estilo de servir a príncipes con ejemplos morales para servir a Dios (1614) de Miguel Yelgo de Vázquez, que es un excelente ejemplo de cómo funcionaba el  servicio doméstico de las clases pudientes. Sobre ambos puede leerse una breve reseña aquí.

¿Y quién no ha oído hablar de la crema Chantillí? Fue inventada por el célebre François Vatel, cocinero y maître francés de origen suizo, que vivió en la mitad del siglo XVII.

El pueblo llano, a diferencia de esos grandes y elaborados platos de los estamentos privilegiados, era más sencillo en el comer, fundamentalmente por los recursos a su disposición. Comía, pues, lo que podía, no escatimando nada. Eso sí: pan, vino y aceite, los productos fundamentales de la dieta mediterránea, nunca faltaban; al menos en las latitudes meridionales, puesto que en el norte era más factible el consumo de mantequilla o grasa en vez de aceite, tal y como todavía ocurre. En ese sentido, más contemporáneo a 1706 hemos hallado recientemente una referencia al guiso o platillo de la Batalla de Almansa; un contundente plato que fue relacionado por la escritora gallega Emilia Pardo Bazán en su libro La cocina española antigua (1913).

Según la escritora gallega, para este plato:

Se limpian y escaldan despojos y menu­dillos de volatería, hígados, mollejas, cria­dillas, alones, cabeza, cuello, patas, todo bien recortado, quitando picos, ojos y uñas; se ponen á cocer con agua y sal, una tajada de tocino y una cebolla gruesa en­tera; cocidos ya el tocino y la cebolla, se picarán con perejil y hierbabuena, volvien­do á echarlos en el puchero de los menu­dillos, y sazonándolo con especias, nuez moscada y pimienta; se deja hervir todo junto, se hace un espeso de harina; se le añade, y cuando presente buen aspecto se sirve.

Dado que los actos conmemorativos de la Batalla del Huerto de las Bombas reivindican la Guerra de Sucesión en suelo murciano, creemos interesante resaltar sus productos, porque, aquí, en Murcia se come muy bien, como nos demuestra esta guía digital gastronómica y cultural del hostelero y restaurador Chema Alcázar. Mientras desarrollábamos nuestro trabajo de investigación fuimos advertidos de que el célebre pastel de carne murciano,  al que se lucha por dotar de protección cultural, tiene entre sus más antiguas ordenanzas de ingredientes y elaboración las de 1695 promulgadas por el rey Carlos II, lo que permite deducir que seguro que formó parte de la dieta de los habitantes de Murcia en 1706. 

Partiendo de unos ingredientes y elaboración sensiblemente diferente a la actual, ese ejemplo de pervivencia de alimentos antiguos nos ha impulsado a darlo a conocer de la mano del célebre obrador murciano, Bonache, que se prestó amablemente, a través de sus dueños, Celia y Carlos Balanza, a colaborar en nuestro proyecto, abanderando esta recuperación del antiguo manjar. 

Continuamente, desde 2019, los medios de comunicación se están haciendo eco del éxito del resultado de largos meses de investigación y pruebas. Y también desde entonces nuestros amigos de Bonache nos hacen saber que el pastel de carne «Edición 1706» está siendo un gran éxito comercial y de crítica las revistas Las Gastrocrónicas y Pomarus. Incluso hemos tenido ocasión de poder presentar y degustar en este exquisito bocado en eventos organizados para tal fin. Quien quiera probarlo, sólo tiene que encargarlo al citado obrador con un par de días de antelación.

Como diría el mismísimo rey Felipe V: ¡Bon appétit!


Bando de guerra

Dentro de las muchas actividades que desarrollamos queremos destacar el bando de guerra o pregón a las armas que realiza un piquete de recreacionistas por el centro de Murcia con el objetivo de llamar a sus habitantes y visitantes a las actividades que conmemoran los hechos de armas de 1706.

Como hasta 2019 la recreación de la batalla se realizaba en su lugar original, donde hoy se sitúa el jardín de la Plaza Bohemia, conservamos ese texto, que hoy alteramos para llamar quienes quieran acudir a la explanada de Murcia Río, junto al paseo ribereño.

No consta en la documentación concejil este bando ni ninguno relacionado con la batalla, al menos que sepamos, así que concebimos uno, tomando como referencia el bando de los alcaldes de Móstoles contra Napoleón en 1808.


Cantar de ciegos

Entre nuestras acciones previas a la recreación de la Batalla del Huerto de las Bombas se representa un cantar de ciegos que acompaña al piquete de proclamación del bando de guerra. Este cantar de ciegos, teatralizado, explica a la concurrencia los hechos que condujeron a la Guerra de Sucesión y cómo ésta llego a tierras murcianas.

El objetivo de este cantar de ciegos es que de una forma lo más plástica posible, pues se acompaña de un panel con grabados tal y como así se hacía, el espectador pueda comprender el motivo de la celebración y, por consiguiente, del bando que ha escuchado o va a escuchar.

El cantar de ciegos lo ha escrito el dramaturgo y profesor Dr. D. Miguel Galindo Abellán. Una vez publicado colgaremos aquí una versión digitalizada.


Teatro

Al igual que el cantar de ciegos, la representación teatral supone un instrumento didáctico que ayuda a situar al espectador en la época y en el episodio histórico correspondiente. Concebimos inicialmente una breve pieza que debía representarse minutos antes de la recreación de la batalla. Fue en la segunda edición, en 2018, cuando se escenificó junto a una estructura que simula la casona de D. Baltasar Fontes y su célebre palmera. La casona, erigida de forma efímera, contribuía a contextualizar el escenario de lucha, y se erigía en punto de referencia visual para los visitantes. Esta obra de teatro, de cinco escenas, fue escrita por el dramaturgo D. Sebastián Ruiz, y puede leerse aquí:

Para la edición de 2021, el autor del cantar de ciegos. D. Miguel Galindo, nos propuso un nuevo libreto con una nueva breve obra recitada en verso, la cual tenemos previsto estrenar.


Recreación de la batalla

Una de las actividades principales de nuestra misión es la recreación de la Batalla del Huerto de las Bombas. Aunque en Murcia todavía no se ha constituido un grupo consolidado de recreacionistas, contamos entre nuestros miembros a un especialista curtido en el recreacionismo nacional e internacional. Le entrevistamos para que nos explique qué es la recreación histórica y cómo se practica:

En primer lugar: ¿Qué es una recreación histórica?

Una recreación histórica es un montaje teatralizado que intenta revivir de la forma más verídica posible un hecho histórico, hasta el extremo de usar armas y pólvora para sus confrontaciones, lo cual requiere de una serie de permisos específicos de las autoridades. Las personas que participan en ella se llaman recreadores o recreacionistas. 

La recreación histórica, a diferencia del teatro, es una actividad que convierte un hecho histórico en algo vivo, ya sea para disfrute una audiencia o para el de los participantes mismos. La principal diferencia entre una recreación y una actuación dramática es el grado de inmersión, la preparación técnica de los recreacionistas y la capacidad de improvisación dentro del marco histórico.

¿Y desde cuándo se hace?

La recreación histórica en España empieza a cobrar fuerza desde hace veinte años, a imitación de la recreación histórica realizada en Gran Bretaña, Francia, Rusia o Estados Unidos, donde goza de una trayectoria consolidada.

En la ciudad de Murcia existe desde 2017 nuestra asociación dedicada a la memoria y recuerdo de la Batalla del Huerto de las Bombas en particular y la Guerra de Sucesión en general. Está constituida por una variedad de ciudadanos dedicados a las más diversas profesiones, entre los que hay historiadores que contribuyen a dotar de rigor a nuestras actividades. Desde entonces, y con la ayuda de instituciones públicas y privadas, realizamos la recreación de la Batalla del Huerto de las Bombas.

¿Entonces es una fiesta tradicional?

No. La recreación histórica se diferencia de las tradicionales fiestas de inspiración histórica en sus diferentes fines y ser mucho más puristas en lo material y la reconstrucción como, por ejemplo, el armamento, atuendo, mobiliario o los artefactos. Tiene un carácter más riguroso y cultural, llegando a ser un tipo de arqueología experimental, con muchas horas de investigación previa. Los recreadores no sólo cultivan la vertiente material de la recreación sino los inmateriales, para poder reflejar, así, una determinada cultura, pensamiento o tendencia religiosa. 

Es, por tanto, una actividad de gran vocación investigadora: profundizar en el estudio de una época y posteriormente implementar o divulgar esos resultados.

¿Tan en serio se lo toman?

Pues sí, aunque el recreador español se guía, en términos generales, por un criterio estético y funcional. 

Siempre que no sea posible adquirir una réplica 100% auténtica en materiales, fabricación y acabados, busca el sustituto más adecuado. En ocasiones, éste hecho viene marcado por una imposibilidad económica, como por ejemplo la inexistencia de réplicas de calidad para armas de determinados periodos o piezas de joyería en las que su adquisición conlleva un gran desembolso. En éstos casos, se puede acudir a fabricantes y artesanos para que realicen réplicas funcionales de armamento poco usual, o creen de forma artesanal objetos de gran parecido en materiales muy similares a los originales.

¿Se hacen muchas recreaciones históricas en España?

Cada vez más. En España existen muchos tipos de recreación, desde eventos públicos, como conmemoraciones de grandes acontecimientos de la Historia como la Batalla de Almansa o la Batalla de las Navas de Tolosa, y los que conmemoran grandes batallas de la II Guerra Mundial, a otros de carácter privado, donde los grupos o recreadores particulares se reúnen con diversos fines (entrenamientos, investigación y desarrollo de nuevas facetas, recreación de un suceso histórico concreto o simplemente por el placer de desarrollar un evento sin la presión del público). Los eventos públicos suelen organizarse auspiciados por una institución pública (como un ayuntamiento) o privada (como un museo), ejerciendo un grupo de recreación histórica como organizador o desarrollando la actividad en solitario.

En las grandes citas recreacionistas, tales como grandes batallas como la citada Batalla de Almansa o la Batalla de Vitoria, un grupo asume las tareas de organización (coordinación, logística, reglamento para el evento y otros detalles), estableciendo una convocatoria para otros grupos, donde puede existir un número limitado de plazas, además de criterios concretos y reglamentos específicos para la seguridad.

¿Cuándo se hacen las recreaciones?

Suelen hacerse durante fines de semana, puentes u otros festivos, ya que la inmensa mayoría de los recreadores la desarrollan como un hobby. Este hecho hace que sean más frecuentes durante el verano, aprovechando las vacaciones, siendo la temporada «fuerte» la que discurre entre los meses de mayo a septiembre. No obstante, se realizan recreaciones durante el resto del año.

¿En qué consiste una recreación histórica?

Una recreación histórica suele desarrollarse en torno a un escenario formado por una zona de campamentos, o bien poniendo en valor monumentos y sitios arqueológicos, aunque también pueden darse dentro de ciudades o localidades modernas como, por ejemplo, las conmemoraciones del Dos de Mayo en Madrid o la Batalla del Huerto de las Bombas en Murcia.

El tipo de recreación más usual en España se articula en torno a un campamento que cumple varias funciones para los recreadores (museo vivo, lugar de descanso, almacenaje y consumo de víveres), y donde pueden desarrollarse además algunos actos. Los recreadores participan de forma usual en desfiles, llevan a cabo actos en localidades o en lugares de interés histórico, y utilizan el campamento como punto de reunión durante el resto de la jornada.

Es usual que en el marco de una recreación histórica, sobre todo si tiene un carácter militar, se produzcan simulacros de combates personales, batallas campales, escaramuzas o asedios. Existen siempre reglamentos de seguridad elaborados con motivo de un evento, lo que, junto a la práctica, regulan el uso de réplicas de fusiles que disparan sin munición o inutilizados, espadas y armas de cuerpo a cuerpo sin filo ni punta o armaduras de un grosor especial.

La recreación histórica persigue la verosimilitud de un combate o de la guerra durante un periodo de la historia, y al mismo tiempo vela por que ningún recreador salga herido. Así, los combates suelen ser pactados, fingiéndose las heridas y las muertes, practicando una modalidad de combate cuerpo a cuerpo suave o con más teatralidad que riesgo como atacar mediante golpes claros, con cierta lentitud y sin demasiada potencia.

¿Quiénes hacen estas recreaciones? ¿Y cómo se organizan?

Las hacen los grupos recreacionistas, muchas veces organizados en asociaciones. Existe una gran diversidad y cantidad de grupos repartidos por la geografía española. Algunos de ellos se centran casi monográficamente en un periodo determinado de la historia, mientras que otros recrean muchas épocas con un recorrido histórico, cultural y educativo hasta nuestros días. 

Un grupo de recreación histórica es, habitualmente, una asociación cultural sin ánimo de lucro, que consta por lo tanto de un mínimo de tres miembros. 

Los grupos de recreación militar o aquellos acostumbrados a un rol de organizador, suelen estar compuestos por más recreadores que otros grupos, más pequeños, que acuden sumándose a eventos ajenos.

Conviene aclarar que, a pesar de que los medios de comunicación se refieren en ocasiones a los recreadores como «figurantes» o «actores», la inmensa mayoría realiza esta actividad como hobby, costeándose ellos mismos todo el material y asumiendo los gastos de desplazamiento y manutención. Pueden existir ayudas, para cubrir el gasto de desplazamiento y la manutención, pero en ocasiones existen eventos donde es necesario que el recreador pague una cantidad determinada en concepto de inscripción, normalmente, cuando no pueden cubrirse aspectos básicos de logística por falta de financiación. 

El recreador no es, por lo tanto, un figurante a sueldo, si no un entusiasta de la historia que acude a los eventos realizando una gran inversión en material y aportando incontables horas de investigación histórica aplicada en infinidad de detalles de su vestimenta, equipo, etc.

Usualmente existe una gran camaradería y amistad entre los recreacionistas, con un ambiente muy sano y distendido que se desarrolla en los campamentos durante los días de la recreación. De hecho, no existen barreras idiomáticas insalvables, y siempre el interés por aprender y compartir conocimiento aumenta aún más el apego entre recreadores y grupos. Éste es uno de los alicientes de esta práctica, y muchos recreadores ven esto como un motivo fundamental para dedicarse a esta afición. 

Otros grupos apuestan por el afán investigador y divulgador, así como el purismo en la recreación de un periodo de la historia. 

En general, todos los recreadores disfrutan desarrollando esta actividad, especialmente en entornos insignes o recreando acontecimientos o periodos históricos que les motivan especialmente.


Homenaje a los caídos

Durante la recreación histórica implantamos la costumbre de realizar un homenaje a los caídos en la Batalla del Huerto de las Bombas. Esto era así porque, además de querer honrar a los combatientes, lo hacíamos a la tierra donde en 1706 se produjo la batalla. Por tanto, doble motivo para hacer ese homenaje, pues lo hacíamos sobre tierra consagrada con la sangre de unos valientes.

El primer año nos pusimos en contacto con el Ministerio de Defensa para comunicar nuestra decisión, y solicitar que la autoridad militar nos acompañase; motivo por el cual, el acuartelamiento del Ejército español más próximo a la ciudad de Murcia, el de la Brigada Paracaidista “Almogávares VI” tuvo el honor de participar con un piquete de honor encabezado por su coronel.

El vínculo de afecto y honor que se estableció desde el primer año con las Fuerzas Armadas, hizo que en los siguientes años contáramos con su presencia invitada en los homenajes y responsos realizados; uno de ellos, realizado en la Iglesia parroquial de San Pedro de la pedanía murciana de Espinardo pudo acoger, en su cementerio, los restos de los caídos. Por ese motivo realizamos un debido responso y posterior salva de honor ante su puerta; todo ello con la inestimable colaboración del párroco, José Ramón García y del alcalde pedáneo, Andrés Guerrero:

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